También en 1836 se hace referencia a esta localidad, en la crónica que Don Agustín Sandoval hace de la batalla entre carlistas e isabelinos de ese año:

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“También dentro de nuestro término y al paso de la vereda de los murcianos y otros caminos, coincidente aquella en gran parte con el límite oriental del mismo, había posadas en Casas de Peña y Ventas de Alcolea”

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La bodega fue una de las ventas que tanta fama ocasionó a esta localidad manchega. Estaba situada en la propia Cañada Real y en el camino que Don Quijote atravesó en una de sus aventuras narradas por Miguel de Cervantes, la aventura de los Leones. Recientemente la bodega ha sido rehabilitada y acoge un centro de interpretación que acerca a los visitantes los acontecimientos más importantes e interesantes relacionados con su existencia desde el siglo XVI. Podemos apreciar dentro la tinajería de Villarrobledo, única en el mundo, con piezas de distintas épocas y de gran capacidad. Se trata en definitiva de una bodega en la que Cervantes pudo ver la osadía y gallardía del Quijote para enfrentarse a los leones. Una bodega cuyos vinos fueron el alivio de penas y alegrías de tantos y tantos viajeros que pasaron por sus puertas. Una bodega para ver e imaginar en un lugar de La Mancha.

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Hoy por hoy, en Ventas de Alcolea viven alrededor de diez personas durante la mayor parte del año, aunque en la época estival son muchos los que regresan en búsqueda de sus orígenes. Actualmente la actividad de la pedanía es mínima ya que el principal trasiego de personas, mercancías y ganado ya no transcurre por la cañada de Murcia, que por aquel entonces era la vía de comunicación más importante que enlazaba la llanura manchega con parte del centro de la península.

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